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El tiempo y yo

El tiempo y yo no nos llevamos bien. En realidad me agrada, pero su tendencia a llevarme la contraria, a complicarse, a escasear, a dilatarse por puro gusto, por afán de molestar, es lo que me causa una rabia y conflictos constantes.

Ahora le ha dado por hacerse largo, muy largo, largo al punto de la desesperación. Según mis cuentas solo han pasado 48 horas, sin embargo bien pudieran haber pasado 48 semanas de "un tiempo". Al escuchar esa palabra debió caerme el veinte, pero nomás no. Tiempo.

Y para acabarla de amolar, de alguna forma se las arregla para escasear en todo lo demás.

48 horas sobrevividas apenas, faltan 1992.



Mas lo que agregue el árbitro. NEM.

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Dudas capilarexistenciales

¿Por qué mi cabello siempre se ve mejor justo antes de dormir o justo antes de meterme a bañar? ¿Por qué siempre en la víspera de aquello que anulará el peinado?

Estoy considerando seriamente el dejar de dormir y dejar de bañarme (lo segundo seguramente ayudará a lograr lo primero)

"... los cabellos del César no encanecen, se ILUMINAN.  Ave yo!"

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Corredor

A veces quisiera poder correr tan rápido.

Tan rápido que la noche nunca terminara.

Tan rápido que las luces del mundo fueran un borrón a mi paso, como si me moviera entre estrellas fugaces.

Tan rápido que pudiera sentir todo mi cuerpo funcionar, entregarse, esforzarse.

Sentir mi corazón como una explosión en mi pecho, sentir mis músculos apretarse contra los huesos, como un traje de humanidad que me queda muy ajustado, sentir el viento frío tratando de rasgar mi piel, sentir la fuerza de gravedad intentar detenerme, sentir cómo a cada zancada dejo el mundo atrás.

A veces quisiera poder correr tan rápido,

Tan rápido que mis pensamientos nunca me alcanzaran.




Pero al final siempre lo hacen.

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De todo otra vez

El tiempo, el estrés y la "madurez" han intentado hacerme olvidar. Pero en momentos como este vuelve el recuerdo, aún me doy cuenta.

Todavía camino a través del mundo sintiendo todo a mi alrededor como si estuviera bajo el agua. Veo todo, escucho todo, siento todo: el cabello que se sale de su lugar con el viento, la hormiga que explora mi brazo, la irregularidad minúscula en el suelo bajo mi zapato, los rayos de sol en mi piel, el olor a llanta nueva, las miradas de las personas, las pisadas de un gato, las conversaciones lejanas, la ecuación que rige el tránsito, diez movimientos antes que suceda todo, la aparente entropía del mundo que en realidad es una coreografía de equilibrio dinámico.

No hay acción sin una reacción que resuene en todo el universo.

Tal vez solo estoy loco, o me estoy volviendo loco, sin embargo lo disfruto mucho. Observo música, observo a cada fracción de segundo cómo toda la existencia se transforma.

Quizás observo demasiado. Siempre detrás de una ventana, como un espectador en otra dimensión. Como el sueño de todo fotógrafo: poder documentar la vida siendo invisible, inaudible.

Y admito que me da satisfacción, sin embargo también curiosidad, envidia, ganas de vivir. Pero no sé cómo.

NO SÉ CÓMO DEJAR A LA VIDA SUCEDER SIN VERLA.

¿Cómo pasar de astrónomo a astronauta? ¿De espectador a protagonista?

¿O será que ya lo soy en una película muy vanguardista? (eso podría ser)

¿Pagará la gente por verme ver el mundo?

No soy un genio... solo a veces actúo como si lo fuera.